domingo, 31 de enero de 2016

No hay tribu de Sudamérica que no haga remontarse el origen del mundo, lo que existe en él, y de las instituciones humanas, a un personaje o ser venerable cuyo carácter y funciones no siempre están claramente definidos.

De Pusharo

En torno a esos seres sobrenaturales se ha cristalizado la explicación de los enigmas, pequeños y grandes, que la naturaleza propone al hombre. Sus aventuras y sus acciones constituyen verdaderos ciclos míticos que son a la vez cosmogonías, historias naturales y memorias de tribu.
En la larga lista de los Creadores y de los Transformadores de la mitología sudamericana, los hay de varias clases.
Los witotos de Colombia oriental (guaraníes) se hacen una idea metafísica del Creador. Ha nacido de la palabra, es decir, de los encantamientos y de los mitos con eficacia mágica que preexisten a todas las cosas. Él es quien ha pasado esas fórmulas a los hombres, confiriendo así a las ceremonias y ritos una virtud particular. También es una encarnación de la vegetación, pero, a pesar de su poder, los hombres no se dirigen a él.


Para los tehuelches, el dios Kóoch es la deidad creadora primigenia.


En cambio para los selknam (más conocidos como onas), Temáukel es el ser supremo en quien viven todos los seres, es el poder universal, es un ser que siempre fue y será, ya que jamás tuvo principio y nadie lo formó; y aunque todo en el universo se extinga, él siempre existirá y no tendrá fin.


Similarmente en la mitología yagán, la deidad Watauinewa es la deidad principal presente y es un ser intangible, bondadoso y justiciero que mora en el cielo, lo que ha originado el término "Watauinewa sef" (el cielo de Watauinewa). Aunque no hay consenso si es el creador de todas las cosas, se le considera el monarca y amo de la creación, y quien proporciona los alimentos.


Algunas tribus remontan el origen de las cosas a una Madre Común. Los chamacoco (Paraguay) colocan en la cumbre de la jerarquía celeste a la diosa Eschetewuarha, que, siendo mujer del Gran Espíritu, le dominaba y reinaba sobre el mundo. Ella es la madre de las nubes que vierten la lluvia.

Para los shipibo del Ucayali, el mundo y su contenido son obra de una mujer celeste, sin duda una personificación del Sol.


A veces, la Creación también elengua, el halcón entre los okaina, etc.
 
s obra de un animal mítico: el escarabajo entre los

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